Mariano Paz

domingo, julio 27, 2008

LA DESOBEDIENCIA DEBIDA


El Kirchnerismo sufrió en el Senado de la Nación la tensa derrota que se merecía, una derrota elaborada pacientemente por las entidades del campo a cuya protesta fueron sumándose numerosos sectores de nuestra sociedad en una verdadera uniformidad de acción y pensamiento, la madrugada del día jueves 17 de julio ya se encuentra en los libros de nuestra historia política contemporánea.

El desvelo de millones de argentinos exigía que primara la convicción antes que la obsecuencia y el quiebre se produjo cerca de las cuatro de la mañana con el desempate del Vicepresidente de la Nación Julio Cobos. Por los efectos residuales de una errónea Resolución Administrativa, Kirchner arrastró, al gobierno de su esposa, hasta el absurdo de la confrontación más límite, forzó inadmisibles juramentos de lealtad política hasta terminar con el prestigio de sus propios aliados, y permanentemente atentó contra la posible eficacia del gobierno de su esposa, en otras palabras, fue un duro en el difícil arte de arrugar, se llevó las causas y le dejo a la Presidenta las consecuencias, un país dividido e intolerante pujando por intereses contrapuestos que siempre existieron, pero que el amarillismo oficialista se encargó de magnificar y martirizar, hoy puede comprobarse que Kirchner, meritoriamente, transformó en un caos, aquella administración que se presentaba como un reconfortante paseo.

Los argentinos tenemos algo que nos caracterizó a lo largo de toda nuestra vida institucional, somos románticos, nos enamoramos de los sistemas hasta que por fin éstos terminan colapsando, no tenemos la memoria que exigimos tantas veces y repetimos errores por olvidar nuestra historia, era y es el momento de dar el gran viraje o por lo menos un golpe de timón para enderezarnos, el momento sigue expectante y la oportunidad es histórica.

Julio Cobos terminó su tensa exposición con una frase que me gustaría compartir, dijo “que la historia me juzgue, pido perdón si me equivoco”, sus dichos ya ingresan a la historia de una institución que venía desprestigiada, pero por falta de uso, y sin entrar en devociones partidarias el mendocino Vicepresidente ya había sido juzgado, y al consenso, diálogo y proceder de sus acciones pre parlamentarias agregó coherencia y sentido común, el menos común de los sentidos en muchos de nuestros senadores que rasgándose las vestiduras en nombre de sus provincias negociaron y vendieron para condenarse finalmente al ostracismo de los recuerdos en un día, repito, histórico para nuestra Nación, como catamarqueño apelo a nuestra memoria colectiva y a un párrafo aparte que merecerá seguramente muchas más líneas para no olvidar.

Barajar y dar de nuevo parecería una alternativa y un verdadero gesto de grandeza por parte de la Presidenta, apagando esta hoguera de egos y vanidades que su esposo desató, con mucha contundencia por cierto. Acompañar su originaria legitimidad popular con una auténtica legitimidad de gestión depende solamente de ella.

Alberto Adolfo Natella

Agrupación Juventud Política (A.J.P)